EDITORIAL N# 1 (PRIMAVERA-VERANO 2018) ECOS DE LO POPULAR

La imagen que ilustraba la portada de la primera edición de Leviatán, resume visualmente la tesis que Hobbes desarrolla con respecto a la configuración del estado. Se trata de una de las primeras imágenes donde la masa es objeto de representación visual. No se trata de una batalla o de un carnaval, como sucedía en las poco frecuentes representaciones donde se representaba a un gran número de personas en la misma escena. El motivo aquí enmarcado en el cuerpo del soberano es una retícula de pequeñas figuras de espaldas, que representan solo la totalidad, no la adicción de los fragmentos. Esa trama de pequeñas cabezas representa a la masa como cuerpo, del que la efigie del soberano es la cabeza.

La imagen, pues, del cuerpo como masa y la mente como soberano propone de manera inherente una interpretación organicista, por la cual el equilibrio natural está inscrito en el cuerpo social de manera mecánica. La mente racional del soberano debe manejar la potencia, la fuerza física de la multitud. El cuerpo, lo popular.

En la última década la presencia de lo popular parece haber tambaleado el tablero de juego. Una emergencia que ha tenido sus ecos en lo político, lo económico y por supuesto en lo cultural. Esa clara forma de cuerpo, que propone la imagen de Hobbes, parece haberse desintegrado en una masa informe que desde diversos intereses se trata de aglutinar y recomponer.  Hemos asistido, en este sentido, a la emergencia de sujetos políticos que, bajo la máscara de lo popular, han tratado de apropiarse de los afectos de unas mayorías no siempre representadas.

Nuestro interés, es precisamente en ese cuerpo desorganizado, en la masa informe aun desagrupada y por supuesto en aquellos artefactos culturales que produce para autoidentificarse, en los ECOS DE LO POPULAR.

La artesanía, la danza, los tejidos, las fiestas,  las canciones, los cuentos, las banderas, la moda, por supuesto el arte, entre otras cosas,  es aquello que, como inicio, construye una identidad cultural y agrupa y reúne como comienzo a las múltiples identidades. La diversidad y multiciplicidad de este asunto hace del marco de estudio un campo casi sin límites y en el que todos estamos imbuidos de una u otra manera.

Bajo este marco, en BARAHÚNDA #1  tenemos el placer de presentar los artículos: “El soberano-ilusionista y el artista dialéctico” de  José Mª Durán Medrano;  “Prácticas artísticas participativas desde lo propio y lo ajeno para simbolizar el común” de Izaskun Extebarria; “Hackear la academia, una experiencia de colectivización en la producción artística” de  Santiago Lara Morcillo; El meme nunca muere” de  Mario Nuñez Magro y  Érase una vez. Los cuentos de hadas en la época de la globalización  de Dolores Fernández Martínez.

En paralelo y al hilo con la  temática con el número y su convocatoria, mantenemos nuestro interés por aquellos proyectos producidos desde el arte, publicamos en la sección FUGAS  la película Ne Vous Laissez pas consoler del colectivo Democracia; una entrevista con el artista Hasan Özgür Top acerca de su proyecto Atelier; la película “Sincronías 2016” de Marc Larré así como una entrevista con el autor; por último contamos con el texto Lerro Gurutzatuak de Oier Iruretagoiena.

 

 

 

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